Los gastos ordinarios cubren necesidades recurrentes como mantenimiento y seguridad, mientras que los extraordinarios abordan mejoras y reparaciones imprevistas. La visión de inquilinos y propietarios sobre estos gastos varía, con inquilinos preocupados por aumentos y propietarios enfocados en la revalorización a largo plazo. Una gestión clara y consensuada de las expensas, con una discriminación detallada de los gastos, es esencial para la confianza y el bienestar comunitario.